martes, 17 de mayo de 2011

EE.UU: Cuándo las cirugías son excesivas, los resultados son negativos

El abuso de las cirugía estéticas tiene consecuencias irreparables sobre la piel, músculos y cartílagos.
El mejor ejemplo es el  de Michael Jackson, lo podemos ver en sus fotos con varios parches alrededor de los labios, los que parecen sostener la piel de esa zona.

 Los especialistas llaman dismorfofobia al abuso de las cirugías estéticas, un cuadro psiquiátrico que “afecta a personas que constantemente están encontrando defectos en su cara o cuerpo. Son personas que pueden tener 10 o 15 cirugías en distintas partes del cuerpo”.
Esta patología es frecuente en las mujeres, aunque los hombres también la padecen. En EE.UU. se conocen como “SIMON” -sigla que alude a Single (soltero), Inmature (inmaduro), Male (hombre), Obsesive (obsesivo), Narcisist (narcisista)-, un tipo de paciente que requiere mayor evaluación antes de ir al quirófano.

Hay pacientes que llegan a la consulta con la foto de un famoso al que quieren parecerse, por ejemplo. “Ahí entra el criterio médico para detectar que hay algún trastorno. Pero siempre está la posibilidad de que aparezca un cirujano sin criterio o médicos no especialistas que se dedican a la cirugía plástica”.

Los expertos dicen que en estos casos es muy importante la interconsulta con un psicólogo,  pues detrás de este cuadro hay problemas severos de autoestima y un manejo inadecuado de las expectativas.
Tantas intervenciones en un mismo punto no provocan sólo un cambio estético. “Cuando existen múltiples cirugías sobre un determinado órgano, los tejidos pierden su vitalidad y cada vez van respondiendo de manera distinta y más compleja”.

La piel pierde textura, elasticidad, brillo y hasta el color. “Una piel que ha sido operada varias veces implica que las capas superiores cada vez se han levantado de los planos más profundos, lo que hace que toda la circulación que llega desde la profundidad sufra”.

A la menor irrigación se suma la pérdida de glándulas sudoríparas, sebáceas y vellosidad, todo lo que contribuye a que la superficie cutánea “pierda vitalidad, tono y elasticidad, con lo que va adquiriendo una textura como de cuero”.
Los cartílagos también van perdiendo irrigación y consistencia.

Los médicos precisan que no se debe operar más de dos veces un mismo lugar. “En general, se hacen pequeños retoques, porque los resultados no van a ser tan óptimos como la primera vez”. Estas nuevas intervenciones pueden no ser cirugías, sino el uso de láser, dermoabrasión u otras técnicas que ayuden a revitalizar la piel.

Cada nuevo procedimiento debe realizarse no antes de un año, para favorecer la cicatrización y dar tiempo a que ceda la inflamación.
El médico tiene el deber ético de explicar a su paciente qué es lo que realmente se puede lograr con una cirugía, sugerir alternativas menos invasivas si es necesario o, incluso, si no se justifica operarlo, decírselo.

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